domingo, 18 de septiembre de 2011

Fede Etxabe # La Gallina Vasca 51



La Vuelta a España:
el tarangu, el bigotes y el butano.








Estéril polémica la del paso de la Vuelta Ciclista a España por tierras vascas. ¿Alguien se quejó de aquel prólogo del Tour de Francia en Donostia en 1992 ? ¿Algún holandes se quejó por el comienzo de la Vuelta 2009 en Assen? Otros ejemplos, el Giro de Italia del año pasado comenzó en Amsterdam, el Tour de este año ha tenido finales de etapa en Italia y el año pasado en Bélgica y Holanda. Ningún deporte pone tan en evidencia lo artificial de las fronteras entre estados. A decir verdad, a nosotros nos da igual porque vamos a ver la etapa con final en Bilbao de la misma manera que la de final en Ponferrada, por la tele, que es como mejor se ve.
La única pena es que nuestros ciclistas no atraviesan su mejor momento: Igor Antón suma desfallecimiento tras desfallecimiento, Beñat Intxausti perdido en el puesto 70 de la clasificación general, Mikel Nieve mantiene el tipo pero sin el brillo del pasado Giro, sólo destaca un sobresaliente Haimar Zubeldia que está haciendo su mejor Vuelta a la edad de 34.
Es inevitable que recordemos con nostalgia aquella generación mágica del ciclismo vasco que dominó el asfalto en los años a caballo entre los 80 y los 90: Marino Lejarreta, Peio Ruiz Cabestany, Julián Gorospe, Jokin Mugica, Alberto Leanizbarrutia, Sabino Angoitia, Jon Unzaga, Javier Murgialday, Xabier Mauleon, Juan Tomás Martinez, Iñaki Gastón, Carlos Rojo, Santi Portillo, Luisito Pérez... Generación que murió con el surgimiento del campeón de los campeones: Miguel Indurain.



El ciclismo que mola, el de antes.



Indurain supuso el final de una época y el comienzo de otra, la de los deportistas de laboratorio, los umbrales de esfuerzo, los pulsómetros, el tunel del viento, etc. Naturalmente nosotros preferimos el ciclismo de antes, el ciclismo pre-EPO, el de las chichoneras, los rastrales, los cables de freno por encima del manillar y la maneta del cambio en la tubo diagonal del cuadro. El ciclismo aldeano de los carajillos, combinados de vodka y anfetaminas.
Fede Etxabe no tenía 8 litros de capacidad pulmonar como Indurain, ni los watios por pedalada del de Villaba ni a Sabino Pastillas como galeno. Pero tenía el carácter, valentía, orgullo y audacia que le convirtieron en el protovasco por excelencia.
Federico Etxabe Musatadi, natural de Kortezubi (Bizkaia) fue el primer ciclista con pasaporte español en ganar en la cima de LʼAlpe-dʼHuez -tras más de 100kms escapado- y una prueba de la Copa del Mundo (Gran Premio de las Américas) y le sobraron 94 centésimas de segundo para ganar la Vuelta al País vasco 1989 que se llevaría finalmente el irlandés Stephen Roche. Etxabe era un ciclista con una personalidad única que le distinguió de todos los demás. Ilustraremos lo que queremos decir con un par de anécdotas:
-Fue uno de los últimos ciclistas en instalar el cambio automático en su bici -”el cambio automático es para los que no saben cambiar”, también fue de los últimos en cambiar el calapié de correas por los pedales automáticos, junto otros insignes caseros como Indurain o Sean “King” Kelly.
-En la clásica Donostia de 1995 se negó a firmar como el resto de los ciclistas un manifiesto que se solidarizaba con Jose Maria Aldaia, a la sazón secuestrado por ETA. La presión mediática obligo a Etxabe a matizar su actuación y afirmó que quería mantenerse “al margen de toda controversia” aseguró que la persona que se dirigió a él no se identificó ni le dijo para qué quería su firma. No es difícil imaginarse lo que estaba pensando en esos momentos, especulamos algo así como “yo no he venido aquí a hacer declaraciones políticas sino a ganar una carrera. Para opinar de política ya tengo el bar del pueblo”
A continuación haremos un repaso a sus mejores momentos televisivos en La Vuelta Ciclista a España, que tenemos que justificar a Mila y Esther esta sección:
*1985. Oviedo. Un semidesconocido Etxabe ataca en el mismo casco urbano a pocos kilometros para la meta y consigue su primera etapa. Aquí descubrimos su característico y personalísimo cabeceo -lleno de groove- acompañando el pedaleo.
*1989. Ávila. Etxabe va escapado con los colombianos Martin Farfán y Omar Hernández, negocia la etapa y habla en euskera con su masajista que va en el coche. Los colombianos confusos y extrañados, se acaban de dar cuenta de que Etxabe no es español.
*1990. Escapado junto al brasileño Cassio Fritas, Etxabe le bate al sprint en una mojada recta de Jaca. Como el piso está resbaladizo, sprinta sentado. La virulencia de su pedaleo hace que el micrófono de las cámaras de meta recojan el ruido de sus pedaladas. Unos golpes secos y rotundos. Casi sobrenaturales. Inolvidable Fede.
*1992. El colombiano de Clas Fabio Rodríguez tiene ordenes de tirar a muerte en la subida a los lagos de Enol. Pero el ritmo salvaje del latino asfixia al de Kortezubi, que le grita ¡Fabio!¡Para! ¡Fabio!!. Desde la tele se ven los gritos de Etxabe, sus manos al cielo, sus exabruptos y aspavientos... Como suele ocurrir, el primero que tiene que enterarse es el último en darse cuenta.
Concluyendo ya, los navarros suelen creer que son el epicentro de Euskal Herria y que Indurain es el mejor ciclista. Pero Indurain no era un ciclista era un robot. En cuanto a lo primero, antes de que existiera Sancho el Grande, antes que existiera el Reyno de Navarra, mucho antes, los antecesores de Fede Etxabe estaban pintando en las cuevas de Santimamiñe (Kortezubi)




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